Dicen en la calle que fue una arteria obstruida. Dicen que su intensidad le pasó la factura. Dicen que anduvo haciendo travesuras. Dicen muchas cosas y lo cierto es que me levanto pensando en él y cómo estará y si la vida nos lo prestará un ratito más. Pensando si será posible que nos siga iluminando desde acá. O tal vez volará como un ángel hacia la eternidad como en sus más sicodélicos sueños. Ya vivió lo que viven varios juntos. Ya cambió el rumbo de la música latinoamericana cada vez que le dio la gana. O cada vez que se le encargó esA misión. Es un trabajo duro pero alguien tiene que hacerlo. Y le tocó al buen Gustavo. Un chibolo fan de The Police y The Cure que siendo visitador médico faltó al trabajo y obligó a su vieja a mentirle a su jefe con tal de salir en la tele y sacar esa tarde en Buenos Aires su pasaporte a la eternidad.
Gracias Cerati por todo lo que sacrificaste por la música. Gracias por ocuparte más del arte que de cualquier otra cosa. Incluso tu salud. Te puedo decir sinceramente que aún te necesitamos. Y no sería justo que te arranques así, sin despedirte. Te vi tocar en el estadio de San Marcos y entendí dos cosas: el Arte no se detiene y hay Gente que se encarga de eso.
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